domingo, 11 de mayo de 2008

Ludwig Wittgenstein: la //filosofía// y el "lobo de grano"






Ludwig Wittgenstein
Ocasiones filosóficas
1912-1951
Traducción de Ángel García Rodríguez
Madrid, Cátedra, 1997.



Filosofía




§§ 86-93 del llamado «Big Typescript»



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DIFICULTAD DE LA FILOSOFÍA, NO LA DIFICULTAD INTELECTUAL DE LAS CIENCIAS, SINO LA DIFICULTAD DE UNA TRANSFORMACIÓN. LAS RESISTENCIAS DE LA VOLUNTAD HAN DE SER VENCIDAS.


Como he dicho a menudo, la filosofía no me lleva a ninguna renuncia, puesto que no me abstengo de decir nada, sino que prescindo de una cierta combinación de palabras como carente de sentido. Pero en otro sentido la filosofía exige una renuncia, si bien del sentimiento, aunque no del intelecto. Y esto es quizás lo que la hace tan difícil para muchos. Puede ser tan difícil no usar una expresión como contener las lágrimas, o un arrebato de cólera //ira//.

/(Tolstoi: el significado (significatividad) de un asunto reside en su comprensibilidad general. Esto es verdadero y falso. Lo que hace que un asunto sea difícil de comprender –si es significativo, importante- no es que sea necesaria alguna instrucción especial sobre cosas abstrusas para su comprensión, sino más bien el contraste entre la comprensión del tema y lo que la mayor parte de los | hombres 
q u i e r e n ver. Por esto las cosas más evidentes pueden convertirse en las más difíciles de comprender de todas. Lo que ha de vencerse no es una dificultad del intelecto, sino de la voluntad.)/

El trabajo en filosofía es justamente más –como muchas veces el trabajo en arquitectura- el //un// trabajo sobre uno mismo. Sobre la propia concepción. Sobre cómo ve las cosas uno. (Y lo que se reclama de ellas.)

Dicho de manera aproximada, en //de acuerdo con// la concepción antigua –por ejemplo, la de los (grandes) filósofos occidentales- se han dado dos géneros de problemas en sentido científico //dos géneros distintos de problemas…//: problemas esenciales, grandes, universales y problemas inesenciales, cuasiaccidentales. Y frente a esto está nuestra concepción de acuerdo con la cual no hay ningún problema g r a n d e, esencial, en el sentido de la ciencia.


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LA FILOSOFÍA MUESTRA LAS ANALOGÍAS DESORIENTADORAS EN EL USO DE NUESTRO LENGUAJE.


¿Es la gramática, tal como uso la palabra, sólo la descripción del manejo efectivo del lenguaje // lenguajes//? ¿De modo que sus proposiciones sólo se podrían entender cabalmente como proposiciones de una ciencia natural?
Esto podría denominarse la ciencia descriptiva del hablar, en contraposición con la de pensar.

Ciertamente, las reglas del ajedrez podrían concebirse como proposiciones de la historia natural de los hombres. (Como se describen los juegos de los animales en los libros de historia natural.)

Si corrijo un error filosófico y digo que siempre se lo ha presentado así, pero que no es así, muestro siempre una analogía // tengo que mostrar siempre…//, que | se ha seguido siempre, y que esa analogía no vale. //… he de mostrar siempre una analogía de acuerdo con la cual se ha pensado, pero que ya no se reconoce como analogía.//

El efecto de una analogía falsa introducida en el lenguaje: significa una lucha e intranquilidad constantes (casi un estímulo constante). Es como si una cosa pareciera ser un hombre desde lejos, puesto que no percibimos nada determinado, y de cerca vemos que es una tueca. Apenas nos alejamos un poco y perdemos de vista las explicaciones, se nos aparece una forma; después de esto, si miramos de cerca vemos otra; a continuación nos alejamos de nuevo, etc.

(El carácter irritante de la falta de claridad gramatical.)

La filosofía es: rechazar falsos argumentos.

El filósofo trata de encontrar la palabra salvadora, esto es: la palabra que, al final, nos permita captar lo que, hasta ahora, ha pesado de modo inasible sobre nuestra conciencia.
(Es como cuando alguien tiene un pelo en la lengua, pero no puede cogerlo //alcanzarlo// y, por tanto, no puede librarse de él.)

El filósofo nos proporciona la palabra con la que uno //yo// puede expresar la cosa y hacerla inocua.

(La elección de nuestras palabras es tan importante porque de lo que se trata es de dar exactamente en el centro de la diana de la fisonomía de la cosa, puesto que sólo el pensamiento que se ajusta exactamente puede conducir a la vía correcta. El vagón debe colocarse sobre los raíles precisamente así, para que, a continuación, pueda rodar correctamente.)

Una de las tareas más importantes es expresar todos los falsos procesos de pensamiento de manera tan característica que el lector diga: «Sí, esto es precisamente lo que yo quería decir.» Trazar la fisonomía de cada error.

Ciertamente, sólo podemos hacer que otro admita que ha cometido un error si reconoce que esto es realmente la expresión de su sentimiento. //… si reconoce esta expresión (realmente) como la expresión correcta de su sentimiento.//

Esto es: e s la expresión correcta sólo si la reconoce como tal. (Psicoanálisis.)

Lo que el otro reconoce es la analogía que le ofrezco como fuente de su pensamiento.

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¿DE DÓNDE VIENE EL SENTIIMIENTO DE LO FUNDAMENTAL DE NUESTRAS INVESTIGACIONES GRAMATICALES?

(Nos ocupan preguntas de diversos géneros, por ejemplo «¿Cuál es el peso específico de este cuerpo?», «¿Hará hoy un buen día?», «¿Quién entrará por la puerta a continuación?», etc. Pero entre nuestras preguntas encontramos algunas de un género especial. Tenemos aquí una vivencia diferente. Las preguntas parecen ser más fundamentales que las otras. Y ahora digo: si tenemos esta vivencia, entonces hemos alcanzado los límites del lenguaje.)

¿De dónde obtiene su importancia la reflexión, pues parece destruir sólo todo lo interesante, esto es: todo lo grande e importante? (Por así decirlo, toda la obra fabrica, dejando sólo trozos de piedra y cascotes.)

De dónde obtiene su importancia la reflexión; de que nos hace notar que una tabla puede usarse de más de u n a manera, de que uno puede pensar en una tabla que da instrucciones para usar una tabla, de que uno puede concebir una flecha marcando la dirección de | la punta a la cola, de que puedo usar un modelo como modelo de muchas maneras distintas?

Hacemos que las palabras se retrotraigan de su uso metafísico a su uso correcto en el lenguaje.
El hombre que dijo que no puede bajar dos veces al mismo río dijo algo falso; se p u e d e bajar dos veces al mismo río.)
Y éste es el aspecto que tiene la solución a todas las dificultades filosóficas. Sus respuestas, si son correctas, tienen que ser llanas y familiares. Pero se las debe mirar con el espíritu apropiado, pues entonces esto no importa. [«un claro sinsentido»].

¿De dónde toman //tomaron// los viejos problemas filosóficos su significado?

La ley de la identidad, por ejemplo, parecía tener un significado fundamental. Pero la proposición de que esta «ley» es un absurdo ha asumido este significado.

Podría preguntar: ¿por qué siento que una agudeza gramatical es, en cierto sentido, algo profundo? (Y esto es, naturalmente, la profundidad filosófica.)

¿Por qué sentimos que la investigación gramatical es fundamental?

(La palabra «fundamental», si tiene sentido de algún modo, puede significar también algo que no es metalógico ni filosófico).

La investigación de la gramática se diferencia de la de un filólogo, etc.; nos interesa, por ejemplo, la traducción de un lenguaje a otros lenguajes inventados por nosotros. Nos interesan en general las reglas que el filólogo no considera en absoluto. Por lo tanto, podemos perfectamente resaltar esta diferencia.

Por otro lado, sería desorientador decir que tratamos de lo esencial de la gramática (él de lo accidental).

«Pero esto es sólo una diferenciación externa // una diferencia externa//.» Creo que no hay otra.

Más bien podríamos decir que estamos llamando gramática a algo distinto que él. Incluso distinguimos géneros de palabras allí donde para él no hay ninguna diferencia (presente).

La importancia de la gramática es la importancia del lenguaje.

Se podría también llamar a una palabra, por ejemplo «rojo», importante en tanto que se usa frecuentemente y para cosas importantes, en contraposición, por ejemplo, con la expresión «tapa de pipa». Y la gramática de la palabra «rojo» es importante porque describe el significado de la palabra «rojo».

(Todo lo que la filosofía puede hacer es destruir ídolos. Y esto significa no crear ninguno nuevo –por ejemplo, «la ausencia de un ídolo».)


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EL MÉTODO DE LA FILOSOFÍA: LA REPRESENTACIÓN PERSPICUA DE LOS HECHOS GRAMATICALES //LINGÜÍSTICOS//.
LA META: TRANSPARENCIA DE LOS ARGUMENTOS. JUSTICIA.

Alguien ha oído que el ancla de un buque es arrastrada por un motor de vapor. Sólo piensa en el que mueve al buque (y que por eso se llama buque de vapor) y no se puede explicar lo que ha oído. (Quizás la dificultad sólo se le ocurre más tarde.) Ahora le decimos: no, no es e s t e motor de vapor, sino que además de éste hay abordo muchos otros y uno de ellos es el que eleva el ancla. -¿Era su problema filosófico? ¿Era su problema filosófico, si ya había oído de la existencia de otros motores de vapor en el barco y sólo había que recordárselo?- Creo que su confusión tiene dos partes: lo que el que explica le comunica a él como un hecho, el que pregunta podía haberlo concebido perfectamente por sí mismo como una posibilidad, y él podía haber planteado su pregunta en una forma determinada en lugar de cómo una mera admisión de confusión. Podría haber eliminado esta parte de la duda; sin embargo, la reflexión no podría instruirle sobre los hechos. O: la intranquilidad | que resulta de que él no conociera la verdad, no puede eliminarse por ninguna ordenación de sus conceptos.

La intranquilidad y confusión se caracteriza por las palabras «aquí hay algún error» y la solución, mediante (las palabras): «Ah, no te refieres a l motor de vapor» o –en otro caso- «… Con ‘máquina de vapor’ no te refieres a motor de émbolo».

El trabajo del filósofo consiste en recopilar recuerdos para un fin determinado.

Una pregunta filosófica es similar a una pregunta sobre la constitución de una determinada sociedad. Y sería como si una sociedad se constituyese sin reglas escritas claras, pero con una necesidad de ellas; de hecho, con un instinto de acuerdo con el cual observasen //respetasen// ciertas reglas en sus reuniones; solo que esto resulta difícil porque no hay nada claramente expresado sobre ello y no se ha establecido ninguna disposición que clarifique //ponga claramente de relieve// las reglas. Así, de hecho, consideran a uno de ellos como presidente, pero no se sienta en la cabecera de la mesa, no tiene ningún distintivo y esto dificulta los debates. Por ello decidimos establecer un orden claro: sentamos al presidente en un lugar fácilmente identificable y al secretario a su lado en una mesilla individual y a los restantes miembros con igualdad de derechos en dos filas a ambos lados de la mesa, etc.

Si se pregunta a la filosofía: «¿q u é e s, por ejemplo, la sustancia?», en este caso uno está pidiendo una regla. Una regla general que valga para la palabra «substancia», esto es: una regla de acuerdo con la cual he decidido jugar. –Diré: la pregunta «¿qué es…» no se refiere a un | caso particular –práctico-, sino que la planteamos desde nuestros escritorios. Acuérdate sólo del caso de la ley de identidad para ver que preocuparse de una dificultad filosófica no tiene que ver con pronunciar nuevas verdades sobre el objeto de la investigación (identidad).

La dificultad reside solamente en comprender cómo nos ayuda el establecer una regla. Por qué nos tranquiliza después de que estábamos tan profundamente intranquilos. Lo que nos tranquiliza es obviamente que vemos un sistema que (sistemáticamente) excluye esas estructuras que siempre nos han intranquilizado, con las que no sabíamos qué hacer, y que creíamos que todavía hay que respetar.

¿No es en este aspecto el establecimiento de tal regla gramatical como el descubrimiento de una explicación en física, por ejemplo, del sistema copernicano? Existe una similitud. –Lo extraño en el caso de la intranquilidad filosófica y su solución podría parecer que es como el sufrimiento del asceta que mantiene levantado un pesado globo en medio de gemidos y al que un hombre lo ha aliviado al decirle: «déjalo caer». Uno se pregunta: si esas proposiciones te intranquilizan, no sabes qué hacer con ellas, ¿por qué no las has dejado caer antes? ¿Qué es lo que te impedía hacerlo? Bien, creo que era el falso sistema al que pensaba que tenía que acomodarse, etc.

(La tranquilidad particular que se produce cuando podemos colocar al lado de un caso que teníamos por singular, otros casos similares, tiene lugar una y otra vez en nuestras investigaciones cuando mostramos que una palabra no tiene sólo u n significado (o no solo dos), sino que se usa con cinco o seis (significados) distintos.)

Los problemas filosóficos pueden compararse con cierres de cajas de caudales que pueden abrirse componiendo una palabra determinada o un número determinado, de modo que la puerta no puede abrirse utilizando violencia alguna hasta que se da con la palabra, y una vez que se da con ella, cualquier niño puede abrirla. //… y si se da con ella, no es necesario esfuerzo alguno para abrir //la// la puerta.//

El concepto de representación perspicua tiene para nosotros un significado fundamental. Designa nuestra forma de representación, el modo en que vemos las cosas. (Un género de «visión del mundo» que parece ser típico de nuestro tiempo. Spengler.)

Esta representación perspicua facilita el comprender //la comprensión//, que consiste precisamente en que «vemos las conexiones». De aquí la importancia de los e s l a b o n e s c o n e c t a n t e s.// de encontrar los e s l a b o n e s c o n e c t a n t e s.//

La oración se analiza lógicamente de manera completa cuando su gramática se hace patente de manera completa. Podría dársele expresión de diversas maneras, escribiéndola o pronunciándola.

Nuestra gramática carece ante todo de p e r s p e c u i d a d.

La filosofía no debe violar de ninguna manera el uso real //efectivo// del lenguaje //… lo que realmente se dice//; en última instancia sólo puede describirlo.

Puesto que tampoco puede fundamentarlo.

Lo deja todo como está.
También deja la matemática como está (como está ahora) y ningún descubrimiento matemático puede hacerla progresar.
Un «problema capital de la lógica matemática» (Ramsey) es un problema de la matemática c o m o c u a l q u i e r o t r o.

(Un símil es parte de nuestro edificio; pero no podemos extraer de él conclusión alguna; no nos lleva más allá de sí mismo, sino que debe permanecer como tal símil. No podemos extraer consecuencias de él. Como cuando comparamos una oración con una figura (para lo cual lo que entendemos por «figura» debe estar establecido ya de antemano //antes// en nosotros) o, cuando comparo la aplicación del lenguaje con, por ejemplo, el cálculo de la multiplicación.
La filosofía pura y simplemente coloca todo delante y no concluye nada.)

Puesto que todo es patente, no hay tampoco nada que explicar. Pues lo que no es patente, no nos interesa. //… pues lo que está oculto es, por ejemplo…//
La respuesta a la petición de una explicación de la negación es realmente: ¿no lo entiendes? Ahora bien, si lo entiendes, ¿qué queda aquí por explicar? ¿Qué tiene que hacer aquí una explicación?

Tenemos que saber lo que significa e x p l i c a c i ó n. Hay un peligro constante de querer usar esta palabra en lógica en un sentido derivado de la física.

Cuando la metodología habla de la medida, no dice, por ejemplo, con qué material sería más ventajoso hacer la vara de medir para | obtener este o aquel resultado; sin embargo esto pertenece también al método de medir. Más bien, esta investigación interesa solamente en las circunstancias bajo las que decimos que se mide una longitud, una intensidad de corriente (etc.). Quiere tabular los métodos que ya usábamos y con los que estábamos familiarizados para con ello determinar el significado de las expresiones «longitud», «intensidad de corriente», etc.)

Si se quisiesen establecer t e s i s en filosofía, jamás sería posible discutirlas, puesto que todo el mundo estaría de acuerdo con ellas.

El aprender filosofía es r e a l m e n t e recapitular recuerdos. Recordamos que hemos usado realmente las palabras de esta manera.

Los aspectos filosóficos más importantes de las cosas //el lenguaje// están ocultos debido a su simplicidad y cotidianeidad.
(Uno no puede darse cuenta de ello porque lo tiene siempre (patentemente) a la vista.)

A los hombres nunca les llama la atención los fundamentos reales de su investigación. A no ser que alguna vez se la llamen //sean conscientes de ellos// (Frazer, etc.)
Y esto significa que lo que más llama la atención (lo más poderoso) no se la llama.

(Uno de los mayores obstáculos de la filosofía es la expectativa de explicaciones nuevas, profundas //nunca oídas//.)

También podría llamarse filosofía a lo que es posible //está presente// a n t e s de todos los descubrimientos e invenciones.

Esto debe estar también relacionado con el hecho de que no puedo dar ninguna explicación de la variable «oración». Es claro que este concepto lógico, esta variable, tiene que ser del orden del concepto «realidad» o «mundo».

Si alguien cree que ha encontrado la solución al «problema de la vida» y quisiera decirse a sí mismo que todo es ahora completamente simple, lo único que necesitaría para refutarse a sí mismo sería acordarse de que hubo un tiempo en que esa «solución» no se había encontrado; pero en aquel tiempo el hombre tenía también que poder vivir, y con referencia a aquel tiempo la solución encontrada tendría el aspecto de //sería como// una casualidad. Y esto es lo que nos sucede en lógica. Si hubiese una «solución» a los problemas lógicos (filosóficos), entonces sólo tendríamos que tener presente que hubo un tiempo en que no estaban solucionados (y que también entonces uno tenía que poder vivir y pensar). -----

Todas las reflexiones pueden conducirse de manera mucho más llana de la que yo solía conducirlas anteriormente. Y por ello no se necesita usar palabras nuevas en filosofía, sino que las palabras viejas, familiares, del lenguaje son suficientes. //las viejas son suficientes//

(Nuestra sola tarea es ser justos. Esto es: sólo tenemos que señalar y resolver las injusticias de la filosofía, pero no establecer nuevos partidos –y credos-.)

(Es difícil no exagerar en filosofía.)

El filósofo exagera, grita, por así decirlo, en su impotencia, en | tanto que no ha descubierto el núcleo de su confusión.)

El problema filosófico es una conciencia del desorden de nuestros conceptos y el hacerlo desaparecer ordenándolos.

Toda la tarea de la filosofía, tal como yo la ejerzo, consiste en expresarme de tal manera que ciertas intranquilidades //problemas// desaparezcan. ((Hertz.))

Si estoy en lo cierto, los problemas filosóficos deben de ser completamente solubles, en contraposición a todos los demás.

Si digo: aquí están los límites del lenguaje, parece //suena// siempre como si aquí fuese necesaria una renuncia, mientras que, al contrario, se produce una satisfacción completa, puesto que ya n o queda n i n g u n a pregunta.

Los problemas se disuelven en un sentido genuino –como un terrón de azúcar en el agua.

/Los hombres que no tienen ninguna necesidad de claridad en su argumentación, están perdidos para la filosofía./


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FILOSOFÍA.
LA CLARIFICACIÓN DEL USO DEL LENGUAJE. TRAMPAS DEL LENGUAJE.


Cómo es que la filosofía es un //una// edificio //estructura// tan complicado //a//. Pues debería ser completamente simple si es aquello que es último, independiente de toda experiencia, como tú intentas hacer ver. –La filosofía desata los nudos de nuestro pensar y, por lo tanto, sus resultados han de ser simples, pero su actividad es tan complicada como los nudos que desata.

Lichtenberg: «toda nuestra filosofía es corrección del uso del lenguaje y, por tanto, la corrección de una filosofía, y ciertamente de la más general».

(La capacidad para filosofar consiste en la capacidad de recibir una impresión fuerte y duradera de un hecho de gramática).

¿Por qué los problemas de gramática son tan duros y, aparentemente, | imposibles de erradicar?- Porque están conectados con los más antiguos hábitos de pensamiento, esto es: con las imágenes más antiguas que están acuñadas en nuestro mismo lenguaje. ((Lichtenberg.))

/La enseñanza de la filosofía tiene la misma inmensa dificultad que tendría la instrucción en geografía si el alumno trajese consigo una gran cantidad de ideas falsas y simplistas //y falsamente simplificadas// sobre el curso y las conexiones de los cursos de los ríos //ríos// y las cadenas de montañas //montañas//./

/Los hombres están profundamente incrustados en confusiones filosóficas, esto es: gramaticales. Y liberarlos de ellas presupone sacarlos de la inmensa multitud de conexiones en las que están atrapados. Por así decirlo, se tiene que reagrupar la totalidad de su lenguaje. –Pero este lenguaje ha llegado a ser así //se ha desarrollado//, porque los hombres tenían –y tienen- la inclinación de pensar d e e s t a m a n e r a. Por lo tanto el sacarlos fuera sólo funciona entre los que viven en una rebelión instintiva contra //insatisfechos con// el lenguaje. No con aquellos que viven, de acuerdo con todos sus instintos, en el rebaño que este lenguaje ha creado ha creado como su expresión genuina./

El lenguaje contiene las mismas trampas para todos; la inmensa red de caminos equivocados bien conservados //transitables//. Y así vemos transitar a una persona tras otra por los mismos caminos y sabemos de antemano dónde seguirá de frente, sin darse cuenta del giro, etc. Por lo tanto, debería colocar, en todos los lugares en los que los falsos caminos se bifurcan, señales que ayuden a transitar por los puntos peligrosos.

Se oye una y otra vez la observación de que la filosofía no hace ningún progreso genuino, que el mismo problema filosófico que ya había ocupado a los griegos, nos ocupa todavía a nosotros. Pero los que dicen esto no entienden la razón por la que estos es //tiene que ser// así. La razón es que nuestro lenguaje sigue siendo el mismo y nos tienta una y otra vez a platear las mismas preguntas. En la medida en que se da un verbo «ser», que parece funcionar como «comer» y «beber», en la medida en que se dan adjetivos como «idéntico», «verdadero», «falso», «posible», en la medida en que se habla de un flujo de tiempo y de una dilatación del espacio, etc., los hombres continuarán dándose coscorrones contra las mismas misteriosas dificultades y clavando la mirada en algo que ninguna explicación parece poder eliminar.
Y esto satisface, por lo demás, un anhelo por lo sobrenatural //trascendente//, pues al creer que ven los «límites del entendimiento humano», creen, naturalemente, que pueden ver más allá de ellos.

Leo «…philosophers are no nearer to the meaning of ‘Reality’ than Plato got…» [los filósofos no están más cerca del significado de «la realidad» de lo que estuvo Platón…N del T.]. ¡Qué estado de cosas tan curioso! ¡Qué extraño que Platón haya sido capaz de llegar tan lejos! ¡O que nosotros no hayamos podido avanzar! ¿Será porque Platón era m u y listo?

El conflicto en el que constantemente nos encontramos en las consideraciones lógicas es como el conflicto entre dos personas que han cerrado un contrato entre ellas, cuyas últimas formulaciones están puestas en palabras fácilmente malinterpretables, mientras que las elucidaciones de esas formulaciones lo explican todo de manera unívoca. Ahora bien, una de las dos personas tiene poca memoria, olvida las elucidaciones constantemente, malinterpreta las estipulaciones del | contrato y continuamente cae en //por consiguiente topa con// dificultades. El otro tiene que refrescarle una y otra vez las elucidaciones del contrato y eliminar la dificultad.

Acuérdate de cuán difícil les resulta a los niños creer (o reconocer) que una palabra tiene realmente //puede tener// dos significados diferentes.

La meta de la filosofía es levantar un muro allí dónde en cualquier caso termina el lenguaje.

Los resultados de la filosofía son el descubrimiento de algún absurdo puro y simple y los chichones que se ha hecho el entendimiento al golpearse contra los límites //el final// del lenguaje. Éstos, los chichones, nos hacen comprender //reconocer// el valor del descubrimiento. 

¿De qué género es nuestra investigación? ¿Investigo la probabilidad de los casos de los que doy ejemplos? ¿O su facticidad? No, sólo aduzco lo que es posible y doy, por lo tanto, ejemplos gramaticales.

La filosofía no se consigna en las oraciones, sino en un lenguaje.

Del mismo modo que las leyes sólo gana interés cuando hay una tendencia a transgredirlas, //cuando se transgreden//, ciertas reglas gramaticales sólo ganan interés cuando los filósofos quieren transgredirlas.

Los salvajes tiene juegos (o así es, en cualquier caso, como los llamamos), para los que no tienen ninguna regla estricta, ningún catálogo de reglas. Imaginemos ahora la actividad de un investigador que viaja por las tierras de estos pueblos y hace un catálogo de las reglas de sus juegos. Esto es completamente análogo a lo que hace el filósofo. ((Pero por qué no digo: los salvajes tienen lenguajes (o nosotros…)… no tienen ninguna gramática escrita…)).

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NO ENCONTRAMOS EN ABSOLUTO PROBLEMAS FILOSÓFICOS EN LA VIDA PRÁCTICA (COMO ENCONTRAMOS, POR EJEMPLO, LOS DE LA CIENCIA NATURAL); SÓLO LOS ENCONTRAMOS CUANDO, AL CONSTRUIR NUESTRAS ORACIONES, NOS DEJAMOS GUIAR, NO POR UNA FINALIDAD PRÁCTICA, SINO POR CIERTAS ANALOGÍAS DEL LENGUAJE.

El lenguaje no puede expresar lo que pertenece a la esencia del mundo. Por ello no puede d e c i r s e que todo fluye. El lenguaje sólo puede decir lo que podríamos imaginarnos también de otra manera.
Que todo fluye tiene que residir en la esencia del contacto del lenguaje con la realidad. O mejor: que todo fluye tiene que residir en la esencia del lenguaje. Y, recordemos: en la vida cotidiana esto no nos llama la atención –tan poco como los bordes borrosos de nuestro campo visual («porque no estamos acostumbrados a ello», dirán muchos). ¿Cómo, en qué ocasión, creemos que empezamos a darnos cuenta? ¿No es cuando queremos construir oraciones en contra de la gramática del tiempo?

Si se dice que «todo fluye», sentimos que se nos impide detener lo genuino, la realidad genuina. Lo que sucede en la pantalla se nos escapa, precisamente porque | sucede. Pero, con todo, nosotros describimos algo, ¿y es esto otra cosa que sucede? La descripción está obviamente en conexión directa con la figura de la pantalla. El sentimiento de nuestra impotencia tiene que tener como base una falsa figura. Pues lo que queremos describir podemos describirlo.

¿No es esta falsa figura la de una cinta fílmica que se proyecta tan rápidamente que no tenemos tiempo de captar figura alguna?

En este caso estaríamos inclinados a correr detrás de la figura. Pero en el transcurso de algo que sucede no hay nada análogo.

Es digno de destacar el que en la vida ordinaria jamás tenemos el sentimiento de que el fenómeno se nos escapa, del constante flujo de las apariencias, sino sólo cuando filosofamos. Esto apunta a que estamos tratando aquí con un pensamiento que viene sugerido por un uso incorrecto de nuestro lenguaje.

El pensamiento es éste: el presente se desvanece en el pasado sin que podamos detenerlo. Y aquí nos servimos obviamente de la figura de una cinta que constantemente se nueve sobrepasándonos y que no podemos parar. Pero es igualmente claro que la figura se usa de mala manera. Que uno no puede decir «el tiempo fluye» cuando por «tiempo» se quiere decir la posibilidad de cambio.

El que algo no nos llame la atención cuando miramos en derredor nuestro, miramos aquí y allá en el espacio, sentimos nuestros propios cuerpos, etc., muestra cuán naturales son esas cosas para nosotros. No percibimos que vemos el espacio | con perspectiva o que la figura del rostro es, en algún sentido, borrosa en sus bordes. No nos llama la atención, ni nos la puede llamar, puesto que éste es el modo de la percepción. Jamás pensamos sobre ello, puesto que la forma de nuestro mundo no tiene contrario alguno.

Querría decir que es extraño que aquellos que adscriben realidad sólo a las cosas, y no a nuestras representaciones, se muevan con tanta naturalidad en el mundo de la representación y no anhelen salir de él.

Esto es: cuán autoevidente es lo dado. Tiene que haber sucedido algo de todos los diablos para que esto sea una pequeña fotografía tomada desde un ángulo oblicuo.
¡Esto que es autoevidente, l a v i d a, ha de ser algo accidental, accesorio; por el contrario, algo por lo que normalmente no me rompo la cabeza es lo auténtico!

Esto es: aquello respecto de lo cual uno no puede, ni quiere, ir más allá, no sería el mundo.
Existe el intento constante de delimitar el mundo y hacerlo patente, pero esto no funciona. La autoevidencia del mundo se expresa justamente en que sólo el lenguaje lo significa y sólo él puede significarlo. Así pues, dado que el lenguaje obtiene del mundo su modo de significar lo que significa, no es pensable ningún lenguaje que no represente este mundo.

En las teorías y disputas de la filosofía encontramos palabras cuyos significados no son bien conocidos en la vida cotidiana, usadas en un sentido ultrafísico.

Cuando los filósofos usan una palabra y buscan su significado, hemos de preguntarnos siempre: ¿se usa efectivamente esta palabra de esta manera en el lenguaje que la ha creado //para el que ha sido creada//?
En la mayor parte de los casos se encontrará que esto no es así, y que la palabra se usa en contra de //contrariamente a// su gramática normal. («Saber», «ser», «cosa».)

(Los filósofos son a menudo como niños pequeños que primero garabatean trazos sin ton ni son en un papel y después //a continuación// preguntan al adulto: «¿Qué es esto?» -Así sucedió: a menudo el adulto ha dibujado algo para el niño y ha dicho: «esto es un hombre», «esto es una casa», etc. Y a continuación el niño hace también garabatos y pregunta: ¿qué es e s t o ahora?


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MÉTODO DE LA FILOSOFÍA.
POSIBILIDAD DEL PROGRESO TRANQUILO.


El descubrimiento auténtico es el que me hace capaz de dejar de filosofar cuando quiero.
El que da tranquilidad a la filosofía, de modo que ya no está //siendo// fustigada por preguntas que e l l a m i s m a se plantea.
Por el contrario, se muestra ahora un método con ejemplos y la serie de esos ejemplos se puede romper //puede ser rota//.

Pero más correctamente se diría: los problemas se resuelven (intranquilidades//dificultades//eliminadas) no u n problema.

La intranquilidad en filosofía viene de que los filósofos miran, ven a la filosofía de manera completamente errónea, a saber: dividida, por así decirlo, en franjas verticales (infinitas), en vez de franjas horizontales (finitas). Esta reordenación de la comprensión produce la m a y o r dificultad. Quieren, por así decirlo, comprender la franja infinita y se quejan | de que //esto// no es posible trozo por trozo. Ciertamente no, si se entiende por «trozo» una franja vertical infinita. Ahora bien, es posible si uno ve una franja horizontal como pieza //un todo, pieza definitiva//. ¡Pero entonces jamás terminaremos con nuestros trabajo! Desde luego //ciertamente// que no, puesto que no lo tiene.

(En lugar de conjeturas y explicaciones turbulentas queremos dar explicaciones //constataciones// tranquilas de hechos lingüísticos. //Sobre hechos lingüísticos//) //queremos consignar tranquilamente los hechos lingüísticos.//

Hemos de arar la totalidad del lenguaje.

(La mayor parte de los hombres, cuando deberían embarcarse en una investigación filosófica, hacen como aquel que busca, extraordinariamente nervioso, un objeto en un cajón. Tira papeles del cajón -lo que puede estar entre ellos- y hojea los restantes apresurada y descuidadamente. Arroja de nuevo algunos al cajón, los entremezcla, y así sucesivamente. Sólo se le puede decir: para, si buscas  a s í  no puedo ayudarte a buscar. Ante todo, tienes que empezar a examinar metódicamente una cosa tras otra y completamente tranquilo; en ese caso estoy dispuesto a buscar y a ajustarme a ti en el método.

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LA MITOLOGÍA DE LAS FORMAS DE NUESTRO LENGUAJE. ((PAUL ERNST))


  En los ritos antiguos tenemos el uso de un lenguaje de gestos extraordinariamente bien formado.
  Y cuando leo a Frazer, me gustaría decir a cada paso: todos estos procesos, estos cambios de significado, los tenemos también frente a nosotros, en nuestro lenguaje hablado. Si lo que está oculto en la última gravilla se le denomina "lobo de grano", lo mismo que a la propia gravilla, así como al hombre que la ata, entonces reconocemos en esto un proceso lingüístico que nos es bien conocido.

El chivo expiatorio, en el que uno coloca sus propios pecados y que se interna en el desierto con ellos, -una falsa figura, similar a aquellas que causan errores en filosofía.

(...)

Las formas primitivas de nuestro lenguaje: sustantivo, adjetivo y verbo, muestran la figura simple con la que el lenguaje quiere que encaje todo.

  En la medida en que uno se imagina el alma como una  c o s a,  un  c u e r p o,  que está en nuestra cabeza, esta hipótesis  n o  es peligrosa. El peligro de nuestro modelo no reside en su imperfección o zafiedad, sino en su falta de claridad (vaguedad).
  El peligro comienza cuando nos damos cuenta de que el modelo antiguo no es suficiente, pero no lo cambiamos sino que, por así decirlo, lo sublimamos. En la medida en que digo que el pensamiento está en mi cabeza todo va bien; el asunto se vuelve peligroso cuando decimos que el pensamiento no está en mi cabeza sino en mi espíritu.